- Área: 561 m²
- Año: 2006
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Fotografías:Fernando Alda
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La ciudad de Granada se configura históricamente en la confluencia del río Genil y el Darro, a ambos lados de la colina de la Alhambra, y extiende su crecimiento por la vega y las llanuras del norte. Al sureste de la ciudad, donde ésta se frena al encontrarse con las últimas estribaciones de Sierra Nevada está la barriada de Lancha del Genil. Allí se sitúa este Centro Social Polivalente cuya vocación es ser el espacio común en el que se desarrolle la vida vecinal, lugar de confluencia de actividades, híbrido entre el fuera y el dentro, espacio ambiguo en el que se cruzan líneas de fuerza, y en el que el vacío cobra valor propio.
Esta obra, por tanto, no se concibe como un edificio, sino como un nudo, tanto por su programa, espacio de relación por antonomasia, como por la forma en la que ata el lugar articulando dos niveles topográficos, dos situaciones diversas. El solar, de forma trapezoidal y en una zona de ladera junto al Santuario de la Virgen de Fátima, presenta una caída hacia el sur de 5 metros. El proyecto resuelve un borde, encuentro entre la montaña y lo urbano, adaptándose a la topografía para resolver el programa requerido de una forma sencilla, flexible y racional. La disposición de lo construido se ajusta al perímetro como muro de contención para minimizar su presencia en la planta superior y que sea el espacio público, el mirador, el protagonista de la escena urbana.
El desnivel propicia que el programa, claramente diferenciado en dos partes, se desarrolle en plantas con accesos independientes desde las calles inferior y superior respectivamente. Ambos niveles están unidos interiormente por una escalera lineal y un ascensor, a su vez cada una de ellos pueden funcionar independientemente o con horarios distintos. La fachada sur se abre a una calle de viviendas unifamiliares de dos alturas y se configura con un carácter urbano. En planta baja se disponen dos salas polivalentes de mayor tamaño, y tres despachos de oficinas en los que el sol se controla fácilmente por las estrechas y altas aperturas en el muro de piedra. En la planta superior las oficinas se abren al jardín protegidas del oeste por lamas verticales. En cabeza, una sala principal se abre a la sierra con un ojo único por el que la arquitectura nos redescubra, al final del recorrido interior, su pertenencia al lugar.
Otro cabo de este nudo es la construcción, a través de la cual se establece una lucha cuerpo a cuerpo con la materia hasta llegar a la solución precisa. Hasta resolver el problema arquitectónico eliminado lo arbitrario, depurándolo hasta que las cosas adquieran la naturalidad de su forma de ser. Un planteamiento riguroso respecto a las instalaciones nos lleva a la búsqueda de la economía energética y optimizar los recursos naturales, aprehediendo las lecciones de sostenibilidad que nos ofrece la arquitectura vernácula, para ello la sala de exposiciones enterrada mantiene una temperatura estable a lo largo de todo el año, la iluminación natural se procura en cada una de las estancias evitando siempre el soleamiento directo en las horas y meses más calurosos del año y la utilización de lamas verticales impide la entrada del sol de oeste en las oficinas de la planta superior. Se ha cuidado los niveles de ventilación para aprovechar la refrigeración gratuita por aire exterior.